jueves, 9 de agosto de 2012

PALOMA


15 de julio de 2012 

Es diplomada en Relaciones Laborales. Acaba de licenciarse en Derecho por la Universidade da Coruña. Cursa Filología Hispánica. Ha aprobado tres años de Inglés en la Escuela Oficial de Idiomas. Tiene 44 años y en septiembre comenzará un máster en asesoramiento jurídico y empresarial. Paloma tiene el perfil perfecto para ocupar un buen puesto en una importante empresa. Pero esta brillante estudiante no lo hará. Y no porque no esté preparada, ni por la crisis, sino porque no viaja sola por la vida. La acompaña una parálisis cerebral congénita que le provoca una minusvalía del 99?% y la obliga a precisar siempre de la compañía de su inseparable silla. Y no solo eso. También necesita alguien a su lado que le haga menos difícil la vida, porque apenas tiene movilidad en sus brazos y oralmente le cuesta hacerse entender.

Paloma Caneiro es superación. A cada traba que la vida le pone, ella le echa coraje y la minimiza. Y eso que Dios, a pesar de la fe ciega que profesa hacia él, no se lo ha puesto fácil incluso desde antes de nacer. «Estoy así por una negligencia médica. Mi madre estaba de parto, pero la matrona que la atendía dijo que aún le quedaba un rato, así que se fue a tomar un café. Y yo pasé demasiado tiempo sin oxígeno. Por eso nací como nací», explica con total consciencia. Porque si su cuerpo no funciona como a ella le gustaría, su cerebro sí.
Aquel día, ella y su madre estuvieron a punto de morir. No lo hicieron. Pero la progenitora solo pudo cuidar de ella unos años. Falleció en 1996 con apenas 57 y después de mucho tiempo arrastrando algunas enfermedades.
Su protector y defensor
Su padre es quien la protege desde entonces. Pero tampoco está en su plenitud. Con 75 años ya ha superado tres anginas de pecho y es víctima de serios problemas en sus rodillas. Por eso Paloma depende de una escasa pensión y de las horas de apoyo que le garantiza una asistente personal, que, según denuncia, no son suficientes.
Pero no se rinde ante las adversidades. Al contrario. Opta por apretar fuerte los dientes, rebelarse y luchar. Y así fue cómo comenzó su aventura académica. En la niñez que le tocó vivir, en los años setenta, los centros para niños con necesidades educativas especiales no eran lo que hoy en día. Por eso no pudo ir al colegio y no comenzó a formarse hasta la mayoría de edad.
Entonces, se decidió a estudiar. Con Radio ECCA obtuvo el graduado escolar. «Por la semana estudiaba con las grabaciones y el sábado iba a clase. Me llevaba mi padre, que tenía que cargar con la silla y conmigo los 20 escalones que había hasta subir al aula», enfatiza. Luego llegó la etapa de bachillerato, que aprobó en el Ingabad, y el momento de dar el salto a la universidad. Fue tras morir su madre. La educación a distancia no le había obligado a enfrentarse al 100 % con la realidad, y ahora llegaba un gran desafío para ella: integrarse en un aula llena de jóvenes dispuestos a no regalarle nada.
«Me daba igual qué estudiar. Hice Relaciones Laborales porque mi padre trabajaba al lado y así podía acercarse en los cambios de clase para llevarme al baño y esas cosas», recuerda.
Fueron unos años de difícil adaptación. En clase escuchaba las explicaciones de los profesores y, gracias a los apuntes que le pasaba su compañera Susana, estudiaba después. Y asignatura a asignatura aprobó la diplomatura. Sin concesiones. Con la única ayuda de poder hacer exámenes orales tipo test.
Notables y sobresalientes
Los resultados fueron tan buenos (varios notables y sobresalientes) que se lanzó a un nuevo reto: matricularse en Derecho. Ahí se superó. Su padre la dejaba en la facultad a primera hora y no la recogía hasta la tarde. Iba sin escudero y encontró duras piedras en el camino, como un profesor que le dijo que si estudiaba era porque quería, que nadie la obligaba y que debía apañárselas como pudiera. «Pero también encontré grandes amigas, como Patricia y Marta», aclara con una gran sonrisa.
Ni ese docente ni los obstáculos arquitectónicos -«el campus de Elviña deja mucho que desear», reivindica- han conseguido derribar a esta luchadora, que ya piensa en un nuevo reto: «En el 2013 quiero hacer la tesis sobre los derechos de los discapacitados». ¿Alguien duda de que será capaz de superar este nuevo salto?
En el 2013 quiere preparar la tesis, que versará sobre los derechos de los discapacitados
Su madre murió y vive con su padre, quien a sus 75 años ya ha superado tres anginas de pecho.