martes, 20 de enero de 2009

Los siete pecados capitales contra la Administración de David y Sara


El día 7 de Enero, dí a luz a mi hija Esmeralda y tuve el privilegio de que los médicos me la dieran al nacer y ahí sentí que la vieja Sara se había ido y que se había convertido en madre al dar el pecho a su hija Esmeralda. Pero la felicidad y la oportunidad de ser madre se fue como el polvo se va con el viento. Esmeralda fué internada en un Centro porque creen que yo no se cuidar a un bebé y yo tengo que demostrar que tengo bastante capacidad para cuidar a mi hija. Y presacisamente el día 13, que es hoy, de Enero, fuí al Centro con el consentimiento y la ví y la cogí en los brazos y sentí la felicidad de nuevo al verla tan bonita y bien cuidada. Ellos descubrieron que yo sé como cuidar a la bebé y me dijeron que soy una magnífica madre y tengo la esperanza de recuperarla de nuevo.

(Texto escrito por Sara Maldonado en su diario enviado al Foro de Vida Independiente, para su divulgación el primer dia en que pudo ir a visitar a su hija tras habérsela arrebatado por mandato de unos servicios sociales negligentes ).

La historia de Sara, David y su recién nacida hija Esmeralda pasó de ser una historia dramática de precariedad como la que hoy mismo viven miles de familias y niños por todos los rincones de España, sin todas las ayudas sociales a su alcance necesarias, y ante la mirada ciega política e institucional, a convertirse en una historia de discriminación administrativa abominable y perversa. En una tortura humana.Sara y David son dos jóvenes de Cadiz con una diversidad funcional (discapacidad) intelectual y deficiencia visual de 24 y 22 años respectivamente que tras conocerse se enamoraron y decidieron como cualquier pareja darle una oportunidad al amor que sienten el uno por el otro y emprender su vida juntos, sin más recursos que la noche y el día, además de una vieja y destartalada casa propiedad de una tia de David que ni siquiera de suministro eléctrico y de agua dispone.


Tras esta respetable y bella decisión por parte de la pareja y viviendo en unas condiciones de precariedad indeseables para cualquier ser humano, Sara queda embarazada y es ahí donde se complica su vida todavía un poco más cuando acude a los servicios sociales como se desprende de sus propias palabras a través del texto, que nuevamente nos hace llegar a los miembros del foro de vida independiente, para informarnos de su situación, en busca de ayuda para que ambos puedan ejercer una decidida paternidad responsable:

"Una vez que encontré el amor de mi vida me quedé embarazada, a los veinticuatro año que tengo y pasé muy mala racha porque mi pareja y yo armamos mucho para buscar un puesto de trabajo y una casa, pero desgraciadamente no encontramos nada. Buscábamos ayuda pero no podían ayudarnos: Hay mucho paro y es difícil buscar un puesto de trabajo y yo me conmovía al ver que no teníamos recursos. Incluso fuimos a hablar con dos asistentas sociales de la Junta de Andalucía llamadas Charo y Ana y contamos nuestra situación y nos dieron el peor consejo y era que abortara y yo le dije con estas palabras:"si Jesús fue puesto en la cruz y dio la vida por nosotros ¿por qué tentar con una vida que Dios nos dio? Las dejé frías de asombro cuando le expliqué bien el porqué me negué a matar a esa criatura que no tiene culpa de nada y preferí que mi embarazo siguiera 'palante' con la ayuda de Dios y cumplí los nueve meses y era una niña que nacería el día 14 de enero pero se adelantó. La tuve el día 7 de enero y fue un parto natural pero muy doloroso, pero mereció la pena porque es bellisima"

(Texto escrito por Sara y enviado al Foro de Vida Independiente con fecha 18 de enero)

48 horas después del nacimiento de su hija, los mismos servicios sociales, que le negaron ayuda en el momento en que la pidió e incluso fueron más allá como ella misma manifiesta, instándola a abortar contra su voluntad, no perdieron tiempo alguno para promover la retirada como medida cautelar de la patria potestad de la pareja, tras el nacimiento de su pequeña, para llevarla a un centro de menores y proceder si el expediente prospera a darla en adopción, negándola con ello los apoyos que precisa para el cuidado y manutención de su hija.

Lejos de articular todo tipo de medidas y apoyos transversales en favor de la familia como la legislación española e internacional nos garantizan, los servicios sociales operaron en favor de medidas cautelares, más propias de épocas inquisitoriales que del siglo XXI de una España avanzada.

Estos y no otros parece que fueron los 7 pecados capitales contra la Administración que cometieron David y Sara.

Su primer pecado Capita: Tener una discapacidad intelectual y visual respectivamente.


Su segundo pecado Capital: Haberse enamorado.


Su tercer pecado Capital. Haber quedado embarazada.


Su cuarto pecado Capital: No haber optado por el aborto.


Su quinto pecado Capital: No disponer de familia alguna que les soportara.


Su sexto pecado Capital: Ser más pobres que las ratas y ver como la administración consiente en que la única pensión no contributiva de que Sara dispone por su discapacidad, la disfrute su madre, con la que al parecer es imposible la convivencia.

Su séptimo pecado Capital: Considerarles una pareja socialmente abandonada, lo que a la administración siempre da un buen margen para cebarse y defender el Capital a sus anchas.

Conociendo, como conocemos la verdad de historia tan dramática, no tengo más remedio que sentirme avergonzada de unos servicios sociales negligentes y discriminatorios por la acción emprendida; de unos colectivos feministas que hasta el momento por respuesta siguen dando la callada, como si las mujeres con diversidad funcional fuésemos de inferior casta, ¿Dónde duerme la ministra, esa llamada Bibiana?; de un Presidente autonómico frio y silencioso ante el clamor de un colectivo; de unos parlamentarios obtusos y obsoletos de los que no somos merecedores y de una justicia tan desajustada.

Y todavía en el diario el Mundo de Andalucía, David declaraba, que alguien había tenido la osadía de recordarles que si se portan bien les devuelven a Esmeralda. ¿Será que cree el ladrón que son todos de su condición? Porque nos les dieron ni la más mínima oportunidad de demostrar nada.

Que devuelvan y cuanto antes a Esmeralda a los brazos de David y Sara.


Mª Ángeles Sierra.

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