domingo, 14 de febrero de 2010

Rosario de Acuña y Villanueva

Rosario de Acuña y Villanueva, dramaturga, masona, feminista, montañera, poeta, regeneracionista, librepensadora, avicultora, articulista, exiliada, iberista, puritana, filo-socialista, autodidacta, deísta, republicana, melómana… En suma, un portento de mujer que a nadie dejaba indiferente.
Nació en Madrid el año 1850 y temía una gran cultura adquirida en casa con grandes dificultades pues era prácticamente ciega. Viajó a París y a Italia acompañada de su tío. Desde 1866 perteneció a la logia masónica Constante Alona con el nombre de Hipatia, la famosa sabia de Alejandría.
Fue la primera mujer en ocupar la Cátedra del Ateneo de Madrid pronunciado un discurso a los cincuenta años de su inauguración.
En 1876 estrena en Madrid, ayudada de su familia, la obra teatral “Rienzo, el tribuno”, un alegato contra la tiranía, que obtuvo un éxito clamoroso y la da a conocer al gran público. Mas tarde estrena “Tribunal de venganza”, “Amor a la patria” y su hermosa pieza “La Siesta”. En 1891 en su obra “El Padre Juan” (compendio de sus ideas sobre la sociedad de su tiempo), se ocupa de la producción, la escenografía, el vestuario y la dirección. A pesar de haberse sometido a todas las censuras oficiales, provoca un gran escándalo incluida una huelga general, orquestada por Acción Católica. El gobernador de Madrid la prohíbe y ella es condenada por injurias. Ante la perspectiva de la cárcel huye a Portugal donde vive exiliada durante cuatro años. A su vuelta continúa sus recorridos por España y Europa. Siempre viaja a caballo para no perder el contacto con los campesinos y los obreros de los lugares más recónditos.
En 1911 escribió un polémico artículo –publicado en Francia por el periódico El Internacional de Paris y en España por Las dominicales y El Progreso-, en el que responde a la agresión sufrida por unas estudiantes extranjeras y españolas a cargo de unos zafios universitarios madrileños. A raíz de su publicación se organizan protestas y algaradas públicas, apoyadas de nuevo por Acción Católica, pidiendo su ingreso en prisión. Los acontecimientos que habían de acompañar el escándalo, tras sus años de destierro, no hacen sino empeorar su situación económica que la obliga a vivir con gran modestia en su casita de Cervigón (Gijón) haste el día de su muerte, que ocurrió el 5 de mayo de 1923.


Fragmento del libro “REBELDESPERIFËRICAS DEL SIGLO XIX de Ana Muiña, editorial LA LINTERNA SORDA.

2 comentarios:

Macrino Fernández Riera dijo...

Si, como veo, estás interesada en el testimonio vital de esta ejemplar mujer te invito a que visites estos sitios web donde podrás encontrar buena parte de su obra, así como algunos comentarios sobre la misma
http://www.telecable.es/personales/mfrie1
http://blog/educastur.es/rosariodeacunayvillanueva

Clara dijo...

Me has acercado una vida portentosa de una mujer excepcional. Gracias¡

Un abrazo