lunes, 29 de marzo de 2010

Madres capaces

SOCIEDAD
28/03/10 18h 16m-Mujeres con distintos tipos de discapacidad reclaman la normalización social de su maternidad. -Aconsejan “que nadie invada vuestro espacio como madre” y subrayan que “no hay que ser súpermujer, porque los niños son muy listos”

Madrid, 28 mar. (COLPISA, Manu Mediavilla). “Que nadie invada vuestro espacio como madre, y vais a disfrutar muchísimo de la experiencia”. Lo remarca Margarita Martos, cuya ceguera total desde los 2 años no le impidió cumplir su “sueño de serlo” ni resolver los problemas cotidianos con “trucos caseros para organizarme con el niño” inspirados en su regla básica de “aprovechar y adaptar a tus necesidades lo que tienes”. Y lo remacha desde su doble maternidad con discapacidad física Rosario González, quien subraya que “no hay que ser súpermujer: los niños son muy listos, y tú te buscas las estrategias”. González, participante en la II Jornada sobre Mujer y Discapacidad, se apoya en la constatación de que ya “nadie se extraña de que una persona con discapacidad conduzca”, para mostrarse convencida de que “si vemos a madres con niños, se va a normalizar” también esa realidad. Y aunque, como apunta el organizador de la jornada José Luis Fernández Iglesias, todavía “las infraestructuras para la maternidad de mujeres con discapacidad están en pañales” y “faltan sitios adecuados y profesionales sanitarios sensibles al tema”, se trata de “hacer pedagogía y al mismo tiempo ser radicales al combatir la discriminación” derivada de una “carga cultural que nos mira como seres asexuados e incapaces de ejercer la maternidad y la paternidad”.


Apoyo y aprendizaje


El presidente de la organizadora Asociación Discapacidad y Medios de Comunicación (Adimeco) llamó también la atención sobre las dificultades para adoptar de las personas de ese colectivo, y sobre todo las de sexo femenino. De ahí su demanda de que “el dinero gastado en tutelar a criaturas en busca de acogimiento o adopción, se dedique a apoyar a esas mujeres con discapacidad para que puedan ejercer su derecho a la maternidad”. Desde el coorganizador Centro Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas (CEAPAT), la terapeuta ocupacional Reyes Noya animó a “crear redes de asociaciones de mujeres con discapacidad que quieran o vayan a ser madres” y a exigir, como les reconoce la Convención de la ONU de 2006, la asistencia que necesiten para “ejercer su responsabilidad en la crianza de los niños”. Tanto el CEAPAT como entidades similares de otros países desarrollan productos de apoyo para facilitar ese compromiso materno. Éste se cimenta también en la formación y entrenamiento, para lo cual resultan útiles “muñecos más accesibles” que permiten adquirir práctica para las rutinas cotidianas con bebés. Tales artículos –cunas, cucos, bañeras, pañales, biberones, etcétera-- cubren un amplio abanico de necesidades para la higiene, la alimentación, el sueño, el juego y cualquier otra actividad materno-infantil, y abren un mundo de posibilidades que rematan las propias madres con “esfuerzo y maña”, como dice González; con “trucos y estrategias”, como apostilla Martos; y con inagotables dosis de cariño, como coinciden todas ellas.


Anecdotario


Su anecdotario es inmenso. Ante la dificultad de empujar un carrito y a la vez orientarse con un bastón, Margarita Martos optó por las mochilas portabebés. Cuando su hijo empezó a caminar, “le inculcó la necesidad de ir de la mano” --ella sugiere “hablar mucho con los niños, porque son una esponja, se adaptan a todo y lo normalizan”--. Y como todavía es pequeño, prefiere ir acompañada al parque hasta que pueda responsabilizarse él solo. Rosario González casi puede dar un máster sobre aprovechamiento de mesas de cámping para colocar cucos o bañeras, sobre cunas para niños-Spiderman que “a los nueve meses ya andaban”, sobre tronas inmoviliza-peques para madres en tareas de limpieza hogareña, o sobre chavales que “en vez de quedarse llorando cuando se caían en el parque, primero se levantaban y luego venían a llorar”. Y como se las sabían todas, “cuando liaban alguna, se escondían debajo de la mesa o en rincones inaccesibles para mí, y allí se quedaban hasta que se me pasaba el enfado”.


((( APOYO )))


Dificultades de crianza. Madrid, 28 mar. (COLPISA, M. M.). A las mujeres con discapacidad no les faltan, como a todas las madres, dificultades en la crianza. María Luisa Peña, que perdió la audición antes de cumplir cinco años, “no oía llorar” a sus peques hasta que tuvo “un sistema para que se encendiera la luz” a golpe de llanto infantil. Pero aún le resultó más complicado “cuando empezaron a hablar, porque los niños no vocalizan y no entendía nada”. Su remedio: “Les enseñé a escribir antes”. De rebote, su hija mayor desarrolló extraordinariamente la memoria al “aprenderse los diálogos de las marionetas para contármelos por labiolectura”, su hijo “aprendió a vocalizar y a gritarme sin voz” y toda la familia se las apaña bien con el inglés a base de ver películas subtituladas. Probablemente las mayores dificultades de la crianza –especialmente en el capítulo escolar-- las planteen las discapacidades de tipo intelectual y mental. Máxime cuando, como le pasó a Concepción González en el primer caso, su hijo prematuro tuvo que faltar mucho al colegio por una operación. Ella lo ha compensado a base de esfuerzo para ayudarle con los deberes, y el paralelo apoyo educativo ha puesto el resto para rendir fruto en forma de “un notable y un sobresaliente“. En el segundo caso, Ana Praena explica la negativa repercusión escolar en sus hijos de las bajas médicas e ingresos hospitalarios impuestos por su propia enfermedad, pero subraya que “siempre hay una mano amiga a la que recurrir” en el centro psicosocial de apoyo.

No hay comentarios: