viernes, 18 de junio de 2010

LA FECILIDAD

Todo el mundo dice que la felicidad completa no existe. Pero yo pienso que no es cierto, que sí existe.

Depende de los objetivos que te marques. Si tú, en la vida, consigues unas metas que te has propuesto, eres feliz.

Yo, para lograrlo, necesito moverme.

El problema, es que no lo puedo hacer por mí sola y necesito ayuda.

Mis padres están muy ocupados y agobiados con el trabajo. A veces, he sentido la necesidad de pedirles ayuda. Aunque claro, ellos no saben muy bien lo que hacer...

Quiero volar, hacer la vida de una chica de 19 años. O por lo menos, intentar tener la posibilidad de hacerla.

Yo, también me uno a la lucha que Olga Bejano mantuvo durante toda su enfermedad. Ella quería pelear por una vida digna y por una enfermera que la cuidase, que le facilitara la comunicación, que fuera su secretaria y que hiciera turnos con su madre puesto que su padre murió.

En muchas ocasiones, se da más importancia a los cuidadores, que a las personas dependientes. Nosotros/ as también tenemos nuestra opinión y podemos usar nuestro derecho a dirigir nuestro destino.

No quiero MORIR, quiero VIVIR dignamente.

Mi intención no es quitarle prestigio o mérito a los que nos cuidan. De hecho, estoy muy agradecida a mis padres por su esfuerzo y tesón. Sólo digo que se debería de tener en cuenta nuestra opinión.

Siempre se habla en los medios de comunicación de MORIR ¿Y de VIVIR? Cuando salió a la luz el caso de Ramón Sampedro, yo era muy pequeña y no lo recuerdo pero después me han ido contando.

Puedo entender la postura de éste Señor. De hecho, si no hubiera nadie que me levantara de la cama, estaría acostada todo el rato. En contadas ocasiones, he estado encamada durante varias horas porque la muchacha que viene a limpiar la casa no ha podido venir o por lo que sea. Me ha tocado esperar a que vinieran mis padres para sentarme en la silla.

Ha sido una experiencia un poco desagradable. Ya que, he sentido mucha desesperación. Está visto y comprobado que no sirvo para estar en la cama.

Y aunque, afortunadamente, no tengo dolores, al estar tantas horas sentada en la silla, me duele mucho el trasero, me tienen que mover para que se me pase. Es un dolor muy, muy, fuerte.

A pesar de todo, quiero seguir viviendo.
Hubo una época en la que perdí la ilusión, por todo. Desde ese momento, mi vida se encuentra en “parón”. Tal vez fue una decisión equivocada, pero es que te preguntas. ¿Por qué luchar? Si tus sueños se ven tan lejanos.

Por suerte, mi ánimo ha subido y ahora, tengo miles de proyectos. Solamente, necesito buscar a alguien que me ayude a realizarlos.

Me muero de ganas de terminar lo que empecé.

Como dice una canción: “No sé qué hacer con mi vida, sólo VIVO y me dejo llevar...”

Gracias por escucharme.


Morayma Nazarí









18 de junio de 2010

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