martes, 19 de junio de 2012

Manifiesto del FVID ante el proyecto de Ley General de Discapacidad



Una vez analizado el borrador de la futura Ley General de Discapacidad (LGD) anunciada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el Foro de Vida Independiente y Divertad, públicamente

MANIFIESTA



Que la LGD pretende armonizar la legislación existente mediante la fusión de tres leyes: Ley 13/1982, de 7 de abril, de integración social de los minusválidos (LISMI); Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad (LIONDAU); y Ley 49/2007, de 26 de diciembre, por la que se establece el régimen de infracciones y sanciones en materia de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad.



Que una mera compilación de las leyes anteriores -en muchos aspectos contrarias a la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad- no aporta nada en cuanto al cumplimiento efectivo de dicha norma de rango superior, de manera que no se supera en modo alguno la perspectiva asistencialista de la diversidad funcional, que precisamente pretende sustituir la Convención apostando decididamente por el modelo social.



Que esta LGD, perpetuará la discriminación y la violación de Derechos Humanos a los que está sometido el colectivo de las personas con diversidad funcional, pues en ella se menciona la asistencia personal superficialmente y no como derecho para una vida independiente, se mantiene la educación segregadora, no se habla de capacidad jurídica, se hace hincapié en la rehabilitación y prevención de la discapacidad, residencias, viviendas tuteladas, orientación familiar...



Que esta LGD no promueve una autonomía personal activa, la accesibilidad universal, la erradicación de toda forma de discriminación ni el cumplimiento de los principios previstos en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.



Por lo expuesto, el Foro de Vida Independiente y Divertad,

DEMANDA



Que se retire este borrador de la Ley General de Discapacidad.



Que todas las disposiciones legales surgidas de cualquier administración, local, autonómica o central, se ajusten estrictamente a las disposiciones de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de obligado cumplimiento en nuestro país.



Que se redacte una ley específica de promoción de vida independiente, conforme a la Convención de la ONU, que haga posible de facto la igualdad de oportunidades, la no discriminación y la vida digna de las personas con diversidad funcional.



FORO DE VIDA INDEPENDIENTE Y DIVERTAD



DERECHOS HUMANOS ¡YA!



18 de junio de 2012



“NADA SOBRE NOSOTROS SIN NOSOTROS

miércoles, 6 de junio de 2012

Las barreras invisibles


Las personas con discapacidad denuncian la vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos



Ilustración de Valentina Meli
Elena Ledda  / Barcelona
Parte I: sexualidad y maternidad
“La gente nos toca continuamente, como si fuéramos niñas, incluso nos llaman así o nos dicen señoritas, con lo cual sobreentienden que no follamos”, dice Eulalia Romeu, barcelonesa de 57 años, poliomielítica. “Te tocan para victimizarte, ¡para la jodienda no!”, exclama Maria Carme Riu, barcelonesa de 59 años, también poliomielítica.
“El problema no lo tenemos nosotras sino las otras personas que no quieren tener sexo con nosotras, y se lo pierden. Yo por la polio soy tan flexible que puedo abrir las piernas hasta ponérmelas detrás de los hombros y tengo más sensibilidad para el placer”, afirma una mujer con poliomielitis
Según el informe entregado por la International Disability Alliance al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas para su incorporación al ‘Comentario General sobre salud sexual y reproductiva’ todavía por publicar, “los derechos de salud sexual y reproductiva de las personas con discapacidad han sido tradicionalmente negados, ignorados o, en el mejor de los casos, mal interpretados por los profesionales de la medicina y de la salud, los políticos y la sociedad en general”. El informe denuncia que el modelo médico imperante sigue considerando a las personas con cualquier tipo de discapacidad como “incapaces o no aptas para participar en la actividad sexual y para ejercer los derechos y responsabilidades parentales”. Lamenta que se les considere “indignas” de ser informadas y educadas acerca de sus derechos sexuales y reproductivos.
La Convención de la ONU sobre derechos de las personas con discapacidad  (que España ratificó en 2008 y la Unión Europea a final de 2010) afirma que “las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan impedimientos físicos, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con las demás”. En España son más de cuatro millones de personas (el 60% mujeres), y en la Unión Europea suman más de 80 millones.
Si en general las personas con discapacidades son definidas como ‘tercer sexo’, ‘asexuadas’, niñas y niños eternos, “son las mujeres quienes tienen más vulnerados sus derechos sexuales y reproductivos”, dice Ana Peláez, presidenta de la Comisión de la Mujer del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) y del Comité de Mujeres del Foro Europeo de la Discapacidad (EDF).
Los derechos sexuales y los derechos reproductivos, consagrados por diversas convenciones internacionales, abarcan poder tomar decisiones libres y responsables sobre todos los aspectos de la sexualidad de una, no sufrir discriminación o violencia en la vida sexual, decidir libremente el número de hijos que se quieren tener y en qué condiciones, y disponer de la información y de los medios para tomar esas decisiones.
Maria Carme Riu es presidenta de la asociación Dones No Estàndards  de Barcelona. Ella considera el término “normalidad” como un concepto androcéntrico que separa la población en normal y anormal, una categoría que se defiende por encima de cualquier ética. No encajar con la ‘normalidad’ y no verse reconocidos ni reconocerse como sujetos y objetos de deseo sexual en igualdad es un lastre que con diferencias comparten mujeres y hombres.
“Yo creo que el problema no lo tenemos nosotras sino las otras personas que no quieren tener sexo con nosotras, y se lo pierden”, sostiene Maria Carme. “Yo por la polio soy tan flexible que puedo abrir las piernas hasta ponérmelas detrás de los hombros y si tengo más sensibilidad para el dolor, también la tengo para el placer. Sin embargo, como no me gusta el sexo sola, para que yo pueda practicar tiene que haber gente con la que poder tenerlo”.
“Mis padres creen que nunca tendré una pareja y yo también empiezo a creerlo”, dice Oriol Soriano, de 30 años de Barcelona. Oriol tiene espina bífida, grado de formación profesional, no trabaja y vive con sus padres. Oriol no ha tenido nunca relaciones sexuales y define la relación que tiene con su cuerpo como ‘distante’. “Deseos tengo, pero es mucho más complicado ponerlos en práctica”, dice. “Siempre he pensado que sólo tendría relaciones con la mujer que realmente quisiera, porque el sexo por el sexo no me atrae, pero ultimamente empiezo a pensar que si deseo tener relaciones deberé recurrir a otras vías… No tendré más remedio”.
“Muchas veces los padres se plantean la sexualidad de sus hijas e hijos sólo cuando aparece como otro problema a resolver –por ejemplo en el caso de los chicos cuando los encuentran con una erección- y no como parte natural de un proceso de crecimiento”, opina Silvina Peirano, profesora argentina de educación especial, orientadora sexual en discapacidad afincada en Barcelona y creadora del blog Mitología de la Sexualidad Especial . “Hasta ese momento a menudo han estado ocupados con la vorágine de que aprendan a caminar o a escribir, y el tema sexual queda para el último momento”.
“La gente suele confundir a las personas con parálisis cerebral con deficientes mentales”, explica Félix Castro, madrileño de 60 años, presidente de la Asociación de Paralíticos Cerebrales y Amigos ACUARIO , entidad miembro de Confederación Española de personas con discapacidad física y orgánica (COCEMFE ). “Cuando te acercas a una mujer porque te gusta, te dice que estás loco. A veces me ha pasado que los familiares llegaran a llamar a la policía, que sin preguntarme me enviaran directamente al psiquiátrico y que después me quisieran hacer pagar el servicio de ambulancia…Yo siempre me negué a pagarlo”.
Sin intimidad
Susana y Jesús
Aún cuando mujeres y hombres con discapacidad que tienen el deseo de encontrar una pareja lo consiguen, muchas veces no se acaban los problemas. Félix lleva ahora dos años con María Teresa. Ella también tiene parálisis cerebral y vive en el País Vasco. “Como los dos necesitamos alguien que nos acompañe para poder vernos y no siempre se encuentra, tenemos que valernos de los turnos de vacaciones que organiza COCEMFE, lo cual ocurre una vez al año. Además resulta difícil conseguir plazas”, cuenta Castro.
Susana López y Jesús del Hierro tienen 50 y 35 años respectivamente. Ambos tienen una discapacidad intelectual, están incapacitados legalmente, viven en una residencia en Madrid y llevan juntos desde 1998. Susana y Jesús viven en dos habitaciones separadas y ambas comparten el cuarto con otras personas. Allí no tienen ninguna intimidad, y para poder estar a solas tienen que aprovechar los fines de semana e ir a un hostal, para el que necesitan pedir a sus tutores dinero aparte del que les proporcionan semanalmente.
Un servicio de asistencia sexual en diversidad funcional ofrece apoyo a parejas durante las relaciones sexuales; si la persona demandante no tiene pareja, es la asistente quien mantiene el encuentro sexual con ella
Siguiendo una tradición ya consolidada en otros países europeos (como Alemania y Suiza, donde es el mismo Estado el que o bien paga el servicio o subvenciona a asociaciones que lo llevan a cabo), Silvina Peirano acaba de crear un servicio deasistencia sexual en diversidad funcional . En el caso de que la persona tenga pareja, el asistente las acompaña a un lugar predispuesto, “las dispone en la cama, eventualmente las ayuda a ponerse el preservativo”. En el caso de que la persona no tenga pareja, es la asistente quien mantiene el encuentro sexual con ella. “Se trata de un proceso terapéutico, de conocimiento con la persona”, aclara.
“Las asistentes suelen ser mujeres y quienes son asistidos son fundamentalmente hombres, cosa que tiene que ver con que se supone que sólo el hombre tiene esta necesidad. En general lo que vemos es que los hombres piden tener una relación, mientras que las mujeres cuentan que no la han tenido”, abunda. “Las personas asistidas son personas con graves discapacidades, que no tienen otra alternativa de contacto, por ejemplo una persona con una cuadriplejía que no puede mover ningún miembro pero que es lúcida y que decide por sí misma tener asistencia sexual, o personas con autismo en las que todo es repetitivo y que igual que el resto de cosas también se masturban veinte veces al día o, como los mismos padres nos comentan, piden a ellos que lo hagan. Estas situaciones pasan en muchísimas casas”.
La asistencia sexual, dice Peirano, “no es la opción, es una opción”. “Lo ideal sería que no hubiese necesidad de que nosotras interviniésemos, por no caer en el mismo círculo de dependencia y que cada una pudiera elegir si, cómo y con quién tener relaciones sexuales”.
Las opiniones sobre este tipo de servicio entre las personas con discapacidad entrevistadas para este reportaje reflejan las que se dan sobre prostitución fuera de la discapacidad. Todos los hombres lo encuentran un servicio útil y algunos piden más informaciones sobre cómo conseguirlo, mientras que entre las mujeres hay quienes lo ven bien, como Susana, y quienes consideran machista pagar por sexo, como Maria Carme.
En Barcelona la Generalitat y el Ayuntamiento financian algunos talleres de sexualidad, tanto para profesionales, como para familiares y las propias personas con discapacidad. Los dinamizan entidades que trabajan temas de salud y prevención del VIH, en los centros de atención a personas con discapacidad que los piden o, en ocasiones, en residencias. Suelen ser formaciones breves (como de 2 a 20 horas dependiendo de los perfiles de asistentes) en las que se trabajan temas como la educación afectivo-sexual, la anticoncepción, las enfermedades de transmisión sexual y la prevención de abuso sexual. La perspectiva de género no siempre está presente, y en ninguno de los casos consultados lo está de manera transversal. A nivel europeo no existen fondos específicos dedicados a este tipo de formación.
Maternidad vedada
“Me hubiera gustado ser madre, pero es que mi caso es muy complicado”, dice Susana López. “Yo no puedo ejercer mis derechos; mi hermana lo tiene que hacer por mí. También sería difícil para mí tener una vida normal en un piso normal con mi novio, porque tendría que ser supervisada”.
“Los profesionales ponen sístematicamente en tela de juicio que una mujer con discapacidad tenga el derecho de reproducirse. El principal prejuicio es que la discapacidad es algo que debe evitarse”
Susana estudió hasta sexto de EGB, no trabaja pero sí está en el centro ocupacional de la asociación APADIS, de la que depende la residencia en la que vive. Cuando quiso tomar la píldora anticonceptiva para tener relaciones sexuales con Jesús, Susana necesitó pedírselo a su hermana, su tutora. ”Ella no se opuso”.
Maria Carme Riu, en cambio, siempre vivió en casa, se licenció en pedagogía y ejerció de profesora en institutos hasta jubilarse. Riu lleva 34 años casada con un hombre ‘normal’, con el que tuvo dos hijas, de 30 y 32 años. ”La gente no se creía que estaba embarazada, pensaban que estaba gorda. Me preguntaban si la niña estaría enferma, algo que normalmente nunca se pregunta a una mujer embarazada”, recuerda.
“Yo quería ser madre y no pensaba que mi condición física sería un problema, al contrario, creía que si lo hacía de la mejor manera que sé, mis hijas podrían aprender de otras experiencias. Tener discapacidad es un límite, pero de allí salen habilidades nuevas, debido a tener que haber superado barreras que otras personas no se encuentran”. Maria Carme nunca tuvo que renunciar a su profesion por ser madre, aunque tuvo que asumir, con la ayuda de su madre, costes adicionales de maquinarias y asistencia. Pero ella misma admite que su historia, como esposa de un hombre ‘normal’ y madre, es una excepción.
“Los profesionales ponen sístematicamente en tela de juicio que una mujer con discapacidad tenga el derecho de reproducirse”, dice Ana Peláez. “El principal prejuicio es que la discapacidad es algo que debe evitarse, por lo que si los profesionales consideran que puede transmitir su discapacidad, les niegan el acceso a programas de planificación familiar o a la reproducción asistida”.
Afirma que a pesar de las variaciones entre las discapacidades, las vulneraciones de derechos son las mismas: “Hay muchas mujeres ciegas que no pueden convertirse en madres adoptivas, pero también puede ocurrirle a una mujer en silla de ruedas, porque los profesionales que examinan las aplicaciones proyectan en sus decisiones las preocupaciones que tienen
por su falta de conocimiento”.
Isabel Caballero, experta en Género de la Confederación de personas con discapacidad física y orgánica de Andalucía (CANFCOCEMFE) indica que no conoce cuáles son los criterios de evaluación que se tienen en cuenta para considerar a una mujer con discapacidad idónea para adoptar o para participar en programas de fertilidad, aunque por las experiencias de las mujeres, todo indica que “tener una discapacidad puede suponer la denegacion del certificado de idoneidad para adoptar”.
Cuando una mujer con discapacidad consigue ser madre, “tiene que soportar gastos extraordinarios como los derivados de la utilización de servicios especializados, equipos y asistencia personal, además de la renuncia a su vida profesional, dado que las desigualdades existentes son mayores para las mujeres con discapacidad en comparación con las otras mujeres “, dice Peláez.
Cuidadoras pese a todo
A pesar de ser consideradas no aptas para ser madres y percibidas como necesitadas de cuidados, muchas mujeres con discapacidad acaban siendo cuidadoras de padres mayores o de niños. “Las mujeres con discapacidad suelen estar sobreprotegidas por sus padres, que en general piensan que siempre van a ser las personas que vayan a cuidar de ellos cuando sean mayores porque nunca van a tener una pareja”, dice Peirano.
“Hacemos los mismos trabajos que las demás mujeres, pero se nos reconoce todavía menos”, lamenta Riu.“¡Dicen que hacemos las tareas domésticas para entretenernos!”.

domingo, 15 de abril de 2012

Mujeres sordas y homosexuales: doble discriminación

“Hemos sido discriminadas tanto tiempo como personas sordas que ahora, ver dentro de la comunidad sorda una doble discriminación por homosexual, resulta inaceptable”. Las manos que narran con esta contundencia son las de Carmen Cerezales, lesbiana y coordinadora del área de la mujer y políticas sectoriales del CNSE (Confederación Nacional de Personas Sordas), organización sin ánimo de lucro creada en 1936 y que lucha por los derechos de los sordos. Carmen Cerezales recibe a Femme Fatale en la sede madrileña donde trabaja. Es bajita, de pelo corto, afable y simpática.


Según un informe que nos entregaron en el CNSE, en España hay un millón de personas con distintos grados de sordera, de las que 7.000 son menores de 6 años. El número de usuarios de la Lengua de Signos es de 400.000 personas, entre las cuales la mitad son sordas y el resto se trata de oyentes que por distintas razones la han aprendido. El hecho de que sólo un 20 por ciento de sordos conozcan la lengua de signos se debe a que, durante largo tiempo, estuvo prohibida a favor de la enseñanza de la lectura labial, deficiente e incompleta en muchas situaciones. Las barreras de comunicación a las que todo sordo debe enfrentarse a diario son múltiples, desde la falta de subtítulos en la televisión, hasta la ausencia de intérpretes en la vida pública. Mientras que en algunos países europeos existe un intérprete por cada diez personas sordas, en España esta cifra asciende a un intérprete cada 221, algo totalmente insuficiente.
Carmen Cerezales procede de una aldea leonesa llamada Villarino. Tiene 49 años y llegó a Madrid hace 18 después de un largo vagar por España: Astorga, Barcelona, Teruel, Zaragoza. Buscaba un lugar donde desarrollarse, poder estudiar, pero la barrera comunicativa se lo impidió una y otra vez. “Todas estas dificultades acarrearon en mí una baja autoestima”, afirma. Hasta que llegó a Madrid y todo comenzó a fluir con su ingreso en el CNSE.

Respecto a la homosexualidad, la situación también era muy diferente a la actual: “Por entonces sí había discriminación hacia los homosexuales dentro de la comunidad sorda. La mujer, como siempre, ha ido detrás del hombre y, por aquella época, no veías ninguna lesbiana. Lo que sobre todo veías eran gays, pero cuando contactaban con el resto de personas sordas no mostraban su homosexualidad. Estaba segura de que había lesbianas, pero se hallaban ocultas, dentro del armario”, continúa Cerezales. Entonces, estos gays sordos se decidieron a crear una asociación propia pero, por falta de recursos, optaron por hablar con COGAM (Colectivo LGTB de Madrid) que les proporcionó un espacio, intérprete y ayuda económica. La labor de sensibilización de este grupo, creado oficialmente en 1996, ha conllevado una realidad de plena aceptación de la homosexualidad dentro de la comunidad sorda. “Además, – prosigue Cerezales – al ser pocos y conocernos, resulta más sencillo evolucionar”.
Existen otras teorías que explican esta tolerancia hacia los homosexuales en la comunidad sorda. El sociólogo gallego Xosé Luis Liñares acepta encontrarse con nosotros en Santiago de Compostela. Tiene un aire bohemio, rubio, con gafas de pasta negra y vestido con una camisa de manga larga de rayas rojas y blancas, a lo Wally. Xosé Luis Liñares entró en contacto con la realidad de la comunidad sorda a través de la Federación de Xordos do País Galego, donde permaneció de 1999 a 2003 y donde instauró, recuerda orgulloso, un programa para sordo-ciegos que continúa en funcionamiento. Tardó dos años en comunicarse perfectamente en lengua de signos y, al tercer año, impartió él mismo un curso de formación.


Gracias a este contacto con sordos, y sorprendido de que muchos de los que conocía eran gays, lesbianas o bisexuales que vivían su homosexualidad con total aceptación (incluso los de 40 ó 50 años educados durante el franquismo), Xosé Luis Liñares desarrolló la siguiente teoría (publicada bajo el título de Apuntes para una sociología de la comunidad sorda, en el dossier Bibliotecas públicas y comunidad sorda de 2003): “Las personas sordas (…) han estado escasamente sometidos a la influencia de los principales agentes socializadores y transmisores de los valores de la cultura dominante: la escuela, la familia, y hasta hace bien poco, la Iglesia Católica y la educación religiosa; (…) lo cual ha significado una menor interiorización de prejuicios”.
Una intérprete con la que se reunió Femme Fatale en Madrid, y que prefiere mantener el anonimato, respaldando esta teoría señalaba: “La comunidad sorda es una microsociedad, donde tienen sus propias normas, por lo que es más fácil salir del armario al no haber prejuicios hacia los homosexuales. Trabajo en una escuela de sordos y entre los alumnos, aún jóvenes, se puede ver claramente muchos gays y lesbianas o, como mínimo, bisexuales”. Respecto a que en el pasado el franquismo apenas afectó a la comunidad sorda, Carmen Cerezales discrepa: “No estoy de acuerdo, sobre todo, porque yo viví el franquismo. Tenía 15 ó 16 años cuando murió Franco. Además, he conocido gente mayor que vivió esa época y que me han narrado las experiencias de terror que padecieron”.


ENTRE JÓVENES


Quedamos en un bar del centro de Madrid, con un grupo de cuatro lesbianas sordas. Como enlace e intérprete se encuentra Leixuri, también lesbiana, que durante una hora realiza auténticos malabarismos para traducir el vendaval de manos que se agitan frente a nosotros. Las entrevistadas se encuentran impacientes porque sólo les queda un día para irse de viaje a Grecia: Oihane (de un pueblo del País Vasco, 31 años y médica en un centro de acogida para personas sin hogar), Mónica (coruñesa, 34 años y gestora fiscal), Laura (bilbaína, 35 años y foto-intérprete) y Araceli (gaditana, de 24 años, que hasta hace poco estuvo trabajando en la Universidad de Cádiz en un programa de empleo). Las acompaña Ricardo, un amigo gay y sordo de 23 años que estudia arquitectura.


Como universitarias (algo excepcional en una comunidad sorda donde, según el CNSE en 2002, el 80% sólo sabe leer y escribir) destacan los obstáculos que han tenido que superar para alcanzar sus objetivos de licenciarse. El caso de Oihane resulta clarificador: “Al comenzar Medicina luché durante años por conseguir un intérprete que me acompañase a las clases: vicerrectorado, decanato, todos me decían que no. Después de siete años me cansé y envié una carta al director de un periódico denunciándolo. Y surtió efecto, aunque ya era mi último año de carrera y el intérprete sólo me acompañaría dos horas a la semana; pero valió la pena”.
Todas ellas coinciden en remarcar el rechazo que padecen en una sociedad oyente por ser sordas y que, aunque dentro de la comunidad sorda se encuentra muy normalizada la homosexualidad, a cada una les costó lo suyo salir del armario. Mónica va más allá y afirma: “Todavía, lo que es salir del armario, aún no lo he hecho. Se lo conté a mi madre con 16 y a mis amigos ocho años después. Allí todo era muy complicado, hasta que me independicé y me vine a vivir a Madrid”. Oihane comenta: “Durante mi adolescencia siempre había visto lesbianas oyentes, pero nunca sordas. Yo pensaba que era la única. Sentirse así es algo horrible, hasta que a los 21 años aprendí la lengua de signos y al poder relacionarme mejor descubrí a otras”.


Al exponer el caso de las dos lesbianas sordas estadounidenses que, a través de fecundación in vitro, lograron tener un hijo sordo, el debate se acalora, en relación a si preferirían tener un hijo sordo u oyente. Araceli y Mónica dudan, porque sería más fácil educarlo como sordo y la relación entre ellos sería más cercana. Laura lo tiene claro: “Quiero que tenga los cinco sentidos. Tendrá una vida más sencilla. ¡Son muchas las barreras que tenemos que superar los sordos!”. Oihane también es rotunda al respecto: “Sufrí tanto de pequeña que prefiero que sea oyente. Me gustaría que supiera cómo suena la música”. La novia de Oihane es cantante y fundadora del grupo Dale al aire. ¿Que cómo suena? Muy bien, Oihane.




miércoles, 11 de abril de 2012

Eliana Zagui

Brasileña escribió con la boca sus memorias de 37 años de parálisis
La brasileña Eliana Zagui presentó el libro ´Pulmón de Acero´, que escribió con la boca desde la cama de un hospital de Sao Paulo.
Una brasileña de 38 años que sufre parálisis del cuello para abajo por haber sufrido poliomielitis en su infancia presenta hoy su autobiografía, un retrato de su vida desde la cama del hospital de Sao Paulo, donde reside, y que escribió con la boca.
Eliana Zagui vive desde hace 37 años en la unidad de ortopedia del Hospital de las Clínicas de Sao Paulo, desde que la poliomielitis le causó una grave parálisis que le impide moverse y respirar por sí misma.
La escritora empezó a narrar sus vivencias a modo de diario y poco a poco surgió la idea de convertir el relato en un libro dirigido a todos los públicos con el objetivo de que el lector aprenda "muchas cosas de la vida", explicó a Efe en diálogo telefónico la propia Zagui.
Pese a la crudeza de su estado, la paciente estudió, tiene nociones de italiano e hizo cursos de arte y pintura, así como de terapia ocupacional, todas ellas disciplinas que desarrolló usando la boca para escribir, pintar y manipular el computador.
"Pulmón de Acero"
Desde el hospital que es su hogar, Zagui presentó hoy su libro "Pulmón de Acero". Una vida en el mayor hospital de Brasil" arropada por familiares y amigos, añadió la paciente.
La narración de sus memorias, para las que se valió de un bolígrafo atado a una espátula al inicio y más adelante del computador, comenzó en 2002.
El libro de 250 páginas, que recibe el título por una máquina inventada en 1920 en la que colocaban a las personas con insuficiencia respiratoria, narra las aventuras vitales de la paciente en el hospital y las escasas veces que salió del centro.
Zagui, quien sufre parálisis completa del diafragma por lo que está obligada a permanecer conectada a un respirador artificial, es una gran aficionada a las redes sociales.
Entre 1955 y fines de la década de los 70 casi seis mil niños aquejados de polio pasaron por el Hospital de las Clínicas, de los cuales siete sufrían la dolencia en su variante más severa.
"Nos apoyábamos los unos en los otros, como una gran familia. Era la única forma de soportar todo aquello", dijo Zagui, citada por el diario Folha de Sao Paulo.
En la actualidad dos pacientes continúan viviendo en el centro de ortopedia, que fue inaugurado en 1953, cuando la ciudad vivía una epidemia de polio, enfermedad que se transmite vía fecal-oral entre humanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) creó en 1988 la Iniciativa Mundial por la Erradicación de la Polio, un programa que ha reducido la incidencia de esta enfermedad en un 99 %.


EFE

jueves, 15 de marzo de 2012

Belisa "la lucha por la superación"

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Entrevista realizada a Belisa Garcia Trigueros, secretaria de juventud, política social e inmigración de Fecoht Andalucía, hospitalizada en el Hospital de Parapléjicos de Toledo por una enfermedad rara que se llama Sindrome de Guillein – Barre que le paralizo todo su cuerpo y que hoy esta trabajando duro para volver a la lucha.

De la Web: Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CC.OO