Nació en 1866 en Massachussets, hija de una pareja irlandesa muy pobre. Siendo muy joven contrajo una enfermedad llamada tracoma, que le deterioró la vista.
Viajó a Boston a la Escuela de Perkins para Ciegos, donde después de varios años y dos operaciones pudo recuperar la visión. Estudió el alfabeto manual y trabajó de cerca con una chica ciega y sorda, lo que le serviría luego como experiencia para su trabajo futuro.
Annie Sullivan viajó para Alabama, para trabajar como institutriz de su nueva alumna ciega, sorda y muda Hellen Keller, a la cual le enseñó a leer, escribir y hablar. Con mucha dedicación y paciencia, durante varios años le fue enseñando los objetos, las letras y la dicción, poniendo la mano de Hellen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones mientras hablaba. Con la ayuda técnica de un profesor de voz y el apoyo de Annie, Hellen pudo finalmente hablar claramente.
En 1880 la legislación de Estados Unidos consideraba a las personas ciegas y mudas como idiotas, aunque el sistema Braille había sido inventado en 1826. Annie logró sacar a luz el potencial intelectual de Hellen, quien pudo ir a la Universidad de Radcliffe donde se graduó con honores. Pero por razones económicas Hellen y Annie Sullivan actuaron en espectáculos públicos contando sus experiencias. En 1925 ante una multitud de señores del Leonismo, en Ohio, pidieron ayuda para recaudar fondos a favor de los ciegos, para que pudieran restablecer la visión y llevar una vida normal.
Hellen viajó junto a su inseparable maestra a varios países de Europa siempre con el mismo propósito. Al pasar el tiempo Annie Sullivan quedó completamente ciega en 1935 y murió en Nueva York, con Helen a su lado, en 1936, a la edad de 70 años.
Su labor y constancia como profesora le valieron numerosos reconocimientos y en 1993 una escritora llamada Nella Braddy publicó su biografía "Annie Sullivan: la historia detrás de Hellen Keller".
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