viernes, 27 de noviembre de 2009

HIPERMETROPÍA

“Al igual que ocurre con la esclavitud y el apartheid, la pobreza no es algo natural. Es el hombre quien la crea y son las acciones de los seres humanos las que pueden vencerla y erradicarla. Vencer la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida digna.”


Nelson Mandela






Cordillera Andina (Perú) (___) Los Asperones (Málaga,España)

De la reflexión de este prestigioso Premio Nobel la que suscribe deduce que la pobreza no es, ni más ni menos que la violación de los derechos humanos. Y que tal violación se da en el llamado tercer mundo y también en el llamado primero. Otra cosa es que queramos o nos guste verlo o no.
Asistiendo a ciertos eventos sobre la pobreza en el mundo, pareciera que padecemos ese defecto visual que sólo nos permite ver lo lejano y no nos deja ver lo cercano (hipermetropía ). Siendo tan visible y tan visiblemente injusto lo lejano como lo cercano. Porque en justicia, y ejerciendo una sincera sensibilidad humanista, debería dolernos, cuanto menos, la pobreza y la injusticia de allá y de acá.
Es dolorosa la miseria, intrínsecamente. Aunque la cercana nos ponga más en evidencia como individuos de esta sociedad occidental, porque si no nos duele y nos mueve lo que vemos al salir de nuestra casa, lo próximo, lo de cada día... como personas solidarias y sensibles... dejamos mucho que desear.
La abajo firmante es consciente de los desmanes de la pobreza de allá, es consciente de qué son consecuencia, es sensible ante tanto dolor e injusticia. De tanto dolor humano. Pero ello no significa que no salte su resorte ante la injusticia de ver la miseria, la injusticia y el dolor de acá, y también la insensibilidad de demasiados conciudadanos ante ellos.
Porque estos pobres y aquellos lo son por las misma causa. La violación de sus más fundamentales derechos, de la opresión sufrida y de la indiferencia inhumana con que sus padecimientos son vistos.
Y bajando a la arena de lo concreto cabría reflexionar por qué no nos mueve tanto la pobreza de los “Asperones”, “La Palma –Palmilla” “El Vacie” “Almanjáyar” “El Puche” tanto como otros lugares azotados por la pobreza en otros países. O por qué no nos parece tan justa la causa de los sin techo o la gitanos, o la de las personas mayores, o la de las personas con diversidad funcional (cuyos derechos humanos no son respetados, aquí y en las antípodas, con desvergonzada impunidad, sin que a casi nadie importe ni aquí ni allí) o... en fin.
La pobreza es la consecuencia de una total falta de respeto de los derechos humanos, de los seres humanos, perpetrado por los seres humanos, en TODAS las latitudes, con preeminencia de algunas, es cierto, PERO Todas deberían dolernos y movernos lo mismo.
Lo que pasa es que si la pobreza está lejos, no la vemos, si esta lejos nos conmueve y de paso nos puede servir para lavar nuestra conciencia de acomodados ciudadanos de bien; pero si la pobreza está aquí, al ladito, miramos para otro lado, nos molesta y pensamos que “son pobres porque no quieren trabajar” o “son pobres porque les gusta” o “son pobres porque no saben administrarse” o “los minus validos con su pensión y que les cuide su familia ya tienen bastante ¿qué quieren más?”.
Rememorando la genial película “Plácido” del maestro Luis G. Berlanga podemos observar que el tema que aborda está de total vigencia.
Trini Recio

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