En fechas como el 8 de Marzo, cuando se reflexiona sobre el papel y la situación de las mujeres, se dan cifras de empleo, de víctimas de violencia doméstica, se hacen propuestas… todos los años lamentablemente echo de menos que se haga especial mención a un grupo de mujeres que sufren una doble discriminación: las mujeres con discapacidad. La discapacidad es un tema de relevancia social y sabemos que, día a día, crece el número de personas afectadas. En Europa se calcula que el 10% de la población presenta algún tipo de discapacidad, algunos estudios internacionales (PNUD, 1992) consideran que en algunos países en desarrollo la población discapacitada alcanza el 20%, pero –aún con este número tan significativo– este grupo de personas, en muchos ámbitos, es tratado como un colectivo de "ciudadanos y ciudadanas invisibles". Si nos centramos en España, según la última encuesta oficial sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud realizada en 1999, en España existían 3.528.221 personas con discapacidad lo que supone el 9% de la población. De ella, el 58% son mujeres. A pesar de constituir más de la mitad de este colectivo, un concepto que creemos define la situación de estas mujeres es la situación de "invisibilidad" más acusada. “¿Qué discrimina más, el género o la discapacidad?, ¿cómo se sienten las mujeres discapacitadas ante el trato, que en general, les da la sociedad?” Morris (1996), nos brinda con esta cita la reflexión constante que debemos hacernos ante la situación social de la mujer con discapacidad. Se puede afirmar que las personas con discapacidad viven en una situación de continua discriminación, siendo en el caso de las mujeres dicha discriminación doble ya que les afecta por una parte, en su condición de personas discapacitadas, y por otra en su condición de mujeres. ¿En qué se manifiesta esta discriminación? Para responder a esta cuestión de manera breve, hacemos referencia a las conclusiones recogidas por este colectivo en PLAN INTEGRAL DE ACCIÓN PARA MUJERES CON DISCAPACIDAD 2005-2007 CERMI (Comité español de representantes de personas con discapacidad). Sin tener espacio para desarrollar cada uno de estos ámbitos, quisiera dar algunas pinceladas que de alguna manera hacen una fotografía de la situación que están viviendo estas mujeres.
1. Educación: En la actualidad, un 35, 15% tiene estudios Primarios y 15% es analfabeta.
2. Salud:Además de la inexperiencia de algunos profesionales para detectar y tratar problemas de salud en estas mujeres, se encuentran diariamente con barreras que hacen que no puedas disfrutar de una Sanidad preventiva y curativa a la que todos y todas tenemos derecho… ¿Han pensado alguna vez en las revisiones ginecológicas a mujeres en sillas de ruedas?, ¿todas las consultas tienes aparatos para hacer mamografías adaptados? Lamentablemente, no.
3. Violencia.
La violencia contra la mujer es definida por la ONU como: “cualquier acto de violencia basado en el género que produzca, o acabe produciendo, resultados de daño físico, psíquico o sexual o sufrimiento en la mujer, incluyendo amenazas de tales actos, coacción o privación arbitraria de libertad, ocurriendo todo esto tanto en el ámbito público como privado” (Art.1 de la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, 1993). Tendríamos que reflexionar y ponernos en la piel de estas mujeres. Son un grupo de altísimo riesgo y con una especial desprotección, pues en ellas concurren determinadas situaciones que las hacen especialmente vulnerables cuando viven situaciones de violencia. Como recoge el propio Instituto Andaluz de la mujer, ¿hemos pensado que ellas tienen...?
- Mayores dificultades (o imposibilidad total) a la hora de defenderse físicamente.
- Mayores dificultades (o imposibilidad total) para expresar los malos tratos.
- En ocasiones dificultad (o imposibilidad total) de acceso a los centros de información y asesoramiento principalmente debido a la existencia de todo tipo de barreras físicas y de comunicación.
- Una mayor dependencia (o absoluta) de la asistencia y cuidados de otros.
- Miedo a denunciar el abuso por la posibilidad de la pérdida de los vínculos y la provisión de cuidados.
- Menor credibilidad a la hora de denunciar hechos de
este tipo ante algunos estamentos sociales.
- Abusos más severos y frecuentes sobre aquellas mujeres que tienen una multideficiencia, problemas de desarrollo mental y de comunicación. A todo ello añadimos grandes problemas de autoestima por no coincidir con imágenes estereotipadas de belleza y imagen de la mujer, no poder realizar los papeles tradicionales asignados a la condición de mujer... y si esto fuera poco...en muchas ocasiones para vivir, desplazarse, alimentarse... ¡dependen de sus propios agresores...!
4. Empleo. España es el país de la Unión Europea con el menor nivel de empleo entre los discapacitados, ya que sólo el 20% de las personas de entre 16 y 34 años con algún tipo de minusvalía tiene ingresos salariales, según datos de la oficina estadística de la UE, Eurostat. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), casi siete de cada diez discapacitados pertenecientes a la población activa, se encuentran actualmente en el paro, si esta cifra por si sola es ya denunciable, más aún cuando nos referimos a las mujeres con discapacidad, donde la tasa de desempleo es del 84%.. Podríamos reflejar muchos más perfiles. Todos y todas debemos vivenciar estas situaciones. Son invisibles, la mayoría de las veces no somos conscientes de las limitaciones y segregaciones que sufren estas mujeres, hasta que no contactas con ellas y escuchas “sus voces” cuando nos describen situaciones que afectan la propia dignidad respecto al empleo, salud, relaciones de pareja, familia... Como recoge el Manifiesto de las mujeres con discapacidad en Europa (1997) es necesario (sigue siéndolo a pesar de que han pasado muchos años) una acción política destinada a mejorar la situación de las mujeres con discapacidad en todos los ámbitos que intervengan las políticas comunitaria, pero creemos que también es n e c e s a r i o que cada uno y una de nosotros y nosotras reflexionemos y empecemos a ser conscientes de situaciones de discriminación, incomprensión, barreras mentales pero también físicas... que vivimos y observamos diariamente en nuestros trabajos, en la calle, en edificios... ante los que permanecemos impasibles y que a estas mujeres las agraden física o personalmente en su día a día. No salen cifras en los informativos de estas situaciones de violencia, ni aparecen en las estadísticas... ¿somos conscientes de que existen? Es necesario que desde cada contexto personal y social empecemos a tomar posturas, a abandonar planteamientos cobardes, a no ser sólo comprensivos/as con estas situaciones sino tomar medidas concretas, poner en marcha proyectos, intentar soluciones, educar para la igualdad... ,si no es así ¿no seremos cómplices de esta doble discriminación? ¿no seremos responsables de su olvido?
1. Educación: En la actualidad, un 35, 15% tiene estudios Primarios y 15% es analfabeta.
2. Salud:Además de la inexperiencia de algunos profesionales para detectar y tratar problemas de salud en estas mujeres, se encuentran diariamente con barreras que hacen que no puedas disfrutar de una Sanidad preventiva y curativa a la que todos y todas tenemos derecho… ¿Han pensado alguna vez en las revisiones ginecológicas a mujeres en sillas de ruedas?, ¿todas las consultas tienes aparatos para hacer mamografías adaptados? Lamentablemente, no.
3. Violencia.
La violencia contra la mujer es definida por la ONU como: “cualquier acto de violencia basado en el género que produzca, o acabe produciendo, resultados de daño físico, psíquico o sexual o sufrimiento en la mujer, incluyendo amenazas de tales actos, coacción o privación arbitraria de libertad, ocurriendo todo esto tanto en el ámbito público como privado” (Art.1 de la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, 1993). Tendríamos que reflexionar y ponernos en la piel de estas mujeres. Son un grupo de altísimo riesgo y con una especial desprotección, pues en ellas concurren determinadas situaciones que las hacen especialmente vulnerables cuando viven situaciones de violencia. Como recoge el propio Instituto Andaluz de la mujer, ¿hemos pensado que ellas tienen...?
- Mayores dificultades (o imposibilidad total) a la hora de defenderse físicamente.
- Mayores dificultades (o imposibilidad total) para expresar los malos tratos.
- En ocasiones dificultad (o imposibilidad total) de acceso a los centros de información y asesoramiento principalmente debido a la existencia de todo tipo de barreras físicas y de comunicación.
- Una mayor dependencia (o absoluta) de la asistencia y cuidados de otros.
- Miedo a denunciar el abuso por la posibilidad de la pérdida de los vínculos y la provisión de cuidados.
- Menor credibilidad a la hora de denunciar hechos de
este tipo ante algunos estamentos sociales.
- Abusos más severos y frecuentes sobre aquellas mujeres que tienen una multideficiencia, problemas de desarrollo mental y de comunicación. A todo ello añadimos grandes problemas de autoestima por no coincidir con imágenes estereotipadas de belleza y imagen de la mujer, no poder realizar los papeles tradicionales asignados a la condición de mujer... y si esto fuera poco...en muchas ocasiones para vivir, desplazarse, alimentarse... ¡dependen de sus propios agresores...!
4. Empleo. España es el país de la Unión Europea con el menor nivel de empleo entre los discapacitados, ya que sólo el 20% de las personas de entre 16 y 34 años con algún tipo de minusvalía tiene ingresos salariales, según datos de la oficina estadística de la UE, Eurostat. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), casi siete de cada diez discapacitados pertenecientes a la población activa, se encuentran actualmente en el paro, si esta cifra por si sola es ya denunciable, más aún cuando nos referimos a las mujeres con discapacidad, donde la tasa de desempleo es del 84%.. Podríamos reflejar muchos más perfiles. Todos y todas debemos vivenciar estas situaciones. Son invisibles, la mayoría de las veces no somos conscientes de las limitaciones y segregaciones que sufren estas mujeres, hasta que no contactas con ellas y escuchas “sus voces” cuando nos describen situaciones que afectan la propia dignidad respecto al empleo, salud, relaciones de pareja, familia... Como recoge el Manifiesto de las mujeres con discapacidad en Europa (1997) es necesario (sigue siéndolo a pesar de que han pasado muchos años) una acción política destinada a mejorar la situación de las mujeres con discapacidad en todos los ámbitos que intervengan las políticas comunitaria, pero creemos que también es n e c e s a r i o que cada uno y una de nosotros y nosotras reflexionemos y empecemos a ser conscientes de situaciones de discriminación, incomprensión, barreras mentales pero también físicas... que vivimos y observamos diariamente en nuestros trabajos, en la calle, en edificios... ante los que permanecemos impasibles y que a estas mujeres las agraden física o personalmente en su día a día. No salen cifras en los informativos de estas situaciones de violencia, ni aparecen en las estadísticas... ¿somos conscientes de que existen? Es necesario que desde cada contexto personal y social empecemos a tomar posturas, a abandonar planteamientos cobardes, a no ser sólo comprensivos/as con estas situaciones sino tomar medidas concretas, poner en marcha proyectos, intentar soluciones, educar para la igualdad... ,si no es así ¿no seremos cómplices de esta doble discriminación? ¿no seremos responsables de su olvido?
Asunción Moya Maya
Profesora de la Universidad de Huelva
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