martes, 7 de octubre de 2008

Mujeres con discapacidades

Una mujer con una discapacidad es primero y por encima de todo una mujer. Pero es una mujer con una "doble desventaja". No sólo tiene que luchar contra las barreras y retos "tradicionales" que encuentran las mujeres en el hogar, en la comunidad y en el mundo del trabajo, sino que sufre las dificultades adicionales, obstáculos y falta de oportunidades derivadas de su discapacidad. A consecuencia de su problema –y de la percepción que la sociedad tiene de él–, a menudo se ve aislada, discriminada, desalentada y en ocasiones incluso vetada para participar activamente en la vida pública y en la familiar.
¿Qué supone para una mujer vivir con una discapacidad?
Tiene una probabilidad mayor de ser pobre o de gozar de un nivel de vida inferior al de sus iguales, de ser analfabeta o de recibir una educación menos completa que las otras mujeres de su mismo grupo de edad, de estar desempleada o de obtener menores ingresos por su trabajo que las mujeres no discapacitadas, de depender física y económicamente de otros, y de sufrir más abusos físicos, sexuales o mentales que las demás mujeres.
En cambio, es menos probable que sobreviva o viva tanto como una mujer no discapacitada, que encuentre pareja y forme su propio hogar, que ingrese en organizaciones o figure en sus puestos directivos y que se beneficie de programas de desarrollo..., incluso de aquellos diseñados para las mujeres o las personas discapacitadas en general.

En la mayoría de los países en desarrollo, especialmente en las zonas rurales, niñas y mujeres:
· Soportan una parte desproporcionada de la carga de la pobreza, tanto física como económicamente. Si están discapacitadas, son más pobres aún, dependen totalmente de otros para sobrevivir y tienen ante sí un futuro desesperante
· A menudo disponen de menos alimentos, cuidados sanitarios y educación que los niños y los hombres. Las que están discapacitadas suelen recibir menos alimentos aún y su acceso a las cuidados sanitarios y a la educación es menor que el de los demás miembros de la familia
· Se espera de ellas que se ocupen de todas las tareas domésticas –cocinar, ir a buscar agua, leña para el hogar, ir al mercado, fregar y lavar la ropa, cuidar de los niños pequeños, cultivar el huerto, barrer la casa y el patio, entre otros trabajos diarios. A las niñas y las mujeres discapacitadas a menudo se las considera inútiles y ni se espera de ellas que realicen o ayuden en tales tareas aunque físicamente puedan asumirlas, ni se las anima a hacerlo
· Rara vez participan en la toma de decisiones, ni en su familia ni en la comunidad. Las decisiones concernientes a las niñas y a las mujeres con discapacidades suelen tomarlas otros por ellas..., rara vez son consultadas y casi nunca tienen la oportunidad de decidir por sí mismas
Más aún: las mujeres con discapacidades no suelen tener la oportunidad de casarse, pero muchas de ellas tienen hijos. La ignorancia, la pobreza y el deseo de ser aceptadas con frecuencia hace víctimas a las mujeres discapacitadas del VIH/SIDA y de otras enfermedades de transmisión sexual.
En los países en desarrollo, uno de cada cuatro hogares cuenta con un miembro de la familia disminuido física o mentalmente. Y la mitad de éstos son mujeres. Las causas de este mal son a menudo un reflejo de la extensión de la pobreza en un país: falta de atención sanitaria primaria, enfermedad y dolencia crónica, falta de agua con garantías de potabilidad, saneamiento deficiente, con/12taminación, así como accidentes domésticos, de transporte o laborales, y desastres naturales o provocados por el hombre, incluida entre éstos la guerra. En muchos casos se trata de discapacidades que, en los países industrializados, pueden ser remediadas médicamente o para las que existen ayudas técnicas y dispositivos o asistencia capaces de facilitar a quien las sufre las actividades normales de la vida diaria y de permitirle participar en la vida laboral.
En la mayoría de los países industrializados, y en especial en las zonas urbanas:
· Las mujeres con discapacidades suelen tener acceso a los servicios de atención sanitaria y rehabilitación; algunas pueden acceder a la educación y a las oportunidades de formación profesional. Muchas trabajan. Muchas también están casadas y tienen familia. En estos países, el reto que se les plantea no es tanto el de la supervivencia como el de la igualdad de oportunidades: igual acceso a los mismos servicios y oportunidades que los que tienen a su disposición en la sociedad las mujeres no discapacitadas
· Las cuestiones prioritarias para las mujeres discapacitadas en los países avanzados de Asia, Europa y Norteamérica comprenden promover su acceso al mercado abierto del empleo así como al empleo por cuenta propia, combatir la discriminación en la empresa, aumentar la disponibilidad de la asistencia requerida para facilitar la incorporación al trabajo de muchas mujeres discapacitadas, cambiar las actitudes públicas negativas hacia las personas con discapacidades, y facilitarles el acceso a los edificios públicos y privados, así como a los medios de transporte y de comunicación.
· La discapacidad se caracteriza de forma diferente en un país industrializado y en un país en desarrollo, pero a menudo el porcentaje de personas afectadas es similar (alrededor de un 10% de la población en todos los grupos de edad). También difiere a veces la propia definición de discapacidad, pues con frecuencia se considera discapacitadas a personas con dolencias "no aparentes", tales como enfermedades cardiacas, cáncer, trastornos mentales, etc., aun cuando estén en condiciones de trabajar
Directrices para una mejora de la situación:
· A la hora de recoger datos desglosados por géneros, incluir información sobre la incidencia de las discapacidades entre las mujeres y sobre su acceso a la educación, la formación profesional y las oportunidades de empleo y trabajo
· En las valoraciones que se hagan de las necesidades de las mujeres en general, incluir las necesidades prácticas y estratégicas de las mujeres discapacitadas y de las que tienen hijos discapacitados (u otros miembros de la familia o personas que conviven en el hogar), y contemplar estas necesidades en una planificación atenta a las cuestiones de género
· A la hora de evaluar las necesidades de las mujeres discapacitadas, contemplar el acceso que tienen a recursos y prestaciones, así como su grado de control sobre éstos
· Consultar siempre con las organizaciones de mujeres discapacitadas de nivel local, nacional y regional, y estudiar formas de reforzarlas, puesto que son quines mejor conocen los problemas y las necesidades de las mujeres discapacitadas
· Animar a las principales organizaciones femeninas a que aborden los problemas de las mujeres discapacitadas y a que promuevan la participación de éstas en sus actividades
· Animar a los sindicatos y a las organizaciones de empleadores a abordar los problemas de las mujeres discapacitadas en el lugar de trabajo y, al propio tiempo, instarlos a alentar a las mujeres discapacitadas trabajadoras y empresarias a que se integren en sus organizaciones
· Pensar y promover positivamente medidas que puedan aumentar las posibilidades y facilitar la formación profesional y el empleo de mujeres discapacitadas
· Incluir a representantes de las organizaciones de mujeres discapacitadas en la elaboración de todos los programas y proyectos de desarrollo, tanto específicos para las mujeres como generales, en sus instancias consultivas y directivas, y en los niveles comunitarios y nacionales
· Recordar que las mujeres con discapacidades son ante todo y sobre todo mujeres y que deberían ser tenidas en cuenta en todos los esfuerzos que se hagan por resolver las cuestiones de género

La OIT ha aprobado varias normas relativas a las personas discapacitadas en el mercado del trabajo.

Fuente: web de la OIT

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